sábado, 3 de septiembre de 2011

La Novena en versos, VI.


Que escuche el que sea creyente
con un poco de atención,
que voy a decirles algo
que en Rociana sucedió
con la virgen del Socorro,
su patrona muy amada,
es mi suerte, luz y guía,
y mi patrona sagrada.

Lleva un niño y el cetro
como reina y soberana.
Las manos lleva extendidas
y va derramando gracia.
Pide a su divino hijo
perdón para nuestras faltas,
salud para nuestro cuerpo,
la paz para nuestras almas
y en los años de sequía
siempre nos manda el agua.

Recuerdo la ultima vez
que por sequía la sacan:
era un día luminoso,
el sol radiante brillaba,
el cielo es todo azul,
ni una nube asomaba.
La sacaron de la ermita ,
Salve, tres salves le cantan,
la pasean por las calles
y a las afueras la sacan.

Le van enseñando el campo
y el pueblo habla:
¡ Mira que mustio está el trigo,
que marchita la cebada,
las viñas se van secando,
Madre necesitamos agua!
La virgen esta triste,
en sus ojos brillan lágrimas,
como si ella quisiera
y no pudiera hacer nada.
Le van rezando el rosario,
todas las salves le cantan
y con fe y devoción
siguen pidiéndole el agua.

Antes de llegar al pastral
se ven unas nubes blancas,
se levanta un viento húmedo
dando señales de agua.
La llevan al centro del pueblo,
el pueblo llora y canta
con fe y devoción
siguen pidiéndole el agua
¡ Oh que prodigio señor
que dicha siente mi alma,
antes de llegar a la ermita
las calles estaban mojadas!

Ya no esta triste la virgen
esta radiante su cara
las lágrimas de la virgen,
se han convertido en agua.
Su hijo al verla llorar
no pudo negarle el agua,
que ella pedía para el pueblo
para que se remediara.
Nos mando agua abundante
agua que corre clara,
la cosecha se salvó
quedando la sed saciada.
Por el favor concedido
por Reina y Madre la aclaman.

Carmen Herrero.

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