Doña Mercedes y la Virgen del Socorro.

Intentábamos hacer una semblanza de Doña Mercedes Vallejo. ¿Qué podríamos decir de Dª Mercedes? Hemos querido informarnos de ella misma; en amena conversación hemos ido llenando de notas, apuntes, fechas y sucesos, nuestras cuartillas. Pero ahora, al punto de escribir, prescindimos de todas nuestras notas. Porque la realidad espiritual y humana de esta vida de mujer es de tal riqueza y hondura, que oscurece lo anecdótico y aún lo cronológico, para alzarse a paradigma.

¿Qué diremos, pues, de Doña Mercedes? Por espacio de sesenta y ocho años, fue, sencillamente, camarista de la Patrona de la villa. Situémonos en el futuro y miremos hacia atrás. ¿Qué ha representado Doña Mercedes, cómo hemos de valorar su papel en la vida y en la historia de Rociana? La verdadera historia, la historia que es alma de los pueblos, se fragua en el seno del hogar, del taller, del claustro. En la raíz de la viva historia de los pueblos late siempre un corazón de mujer. Y he aquí que la más jugosa espiritualidad rocianera, la devoción a la Virgen del Socorro, ha sido mantenida por muy más de medio siglo, y alimentada, e incrementada por la vida toda de una mujer, de Doña Mercedes Vallejo. Intencionadamente escribimos la palabra mujer, que nos ayuda a expresar todo ese caudal de ternura, de amor sacrificado, de fina espiritualidad que Doña Mercedes, velada de la señorial delicadeza de la sencillez y la modestia, ha ido derramando, día a día, y hora a hora, en las soterradas y profundas raíces del alma del pueblo rocianero. En su tiempo se restauro el retablo de la ermita, se sustituyeron los antiguos banquillos por un paso mas digno para la procesion de la imagen. Adquirio la peana de la antigua custodia que hoy se encuentra en el camarin de la Virgen, tambien compro la verja del porche de entrada en la que reza la siguiente inscripcion " Adquirida por Dña. Mercedes Vallejo Perez en el año 1908 de producto de limosnas" , alrededor de 1919 hizo gestiones y adquirio el actual manto de salida al igual que la saya traje delo niño y toca, bordado todo en un convento de Valencia.

Y como la Luna llena en las noches

serena se goza, rodeada y como

acompañada de clarísimas lumbres,

las cuales parece que avivan sus

luces en ella y que la miran y

reverencian, así la buena mujer en

su casa reina, y resplandece y

convierte a sí juntamente los ojos y

los corazones de todos.

Fray Luis de León.